lunes, 23 de junio de 2014

PERDER UNAS ELECCIONES SIENDO EL ÚNICO CANDIDATO, UNA TRISTE HISTORIA REAL


No recuerdo mucho si esta incierta historia sucedió en 2º o 3º de B.U.P. Tanto repetir me lleva a confundir los cursos realizados.

Era habitual que en cada clase se eligiera un delegado y un subdelegado para que sirvieran de representantes de los alumnos, de la clase, frente a profesores e injusticias varias.
Como norma general era un acto que no conllevaba las ansias incontrolables de la gente por presentarse, lo único que interesaba era porque se perdía la jornada lectiva entre burocracias y mamonadas relacionadas.

En ese curso éramos 6 chicos y 25 chicas.
El acto empezó cuando el profesor de turno (del que se sospechaba que se beneficiaba a una compañera alemana) preguntó con su desgana habitual sobre la disponibilidad de algún alumno para ocupar la vacante.

Debajo de su mostacho anacrónico se encontraba un hombre cansado de aguantarnos y con mirada lasciva. Siempre sonreía puerilmente cuando una compañera con ropa ajustada salía al escenario, la pizarra, a someterse al escarnio público.

Por aquella época yo estaba confuso. Escribía ensayos políticos a la vez que bailaba lentos en la Perindola. Jugaba al fútbol, malamente, sincronizando tal práctica con amores no correspondidos. Toda una confusión de mierda que se juntaba en mi cabeza y provocaba actos estúpidos.

Me presenté voluntario.
Siempre he creído que el voto femenino es el que me puede aupar a las cotas más altas, lo que no medí bien es que la proporción de féminas era demasiado grande para dejarse representar por un tipo algo gris.

El profesor del mostacho preguntó varias veces que si alguien más quería presentarse, le negaron 3 veces. Yo saboreaba la victoria al más puro estilo Hannibal Smith , sustituyendo el puro por el boli.
De repente algo cambió. Un murmullo se escuchaba. Un grupo de compañeras decían algo así como "¿en serio que nos vamos a dejar representar por un tío? ¿por ese?". Lo escuché conmocionado, mi victoria se tambaleaba...

No sé de que manera pero se pusieron de acuerdo para que una de ellas se presentara.

Voy a mantener su anonimato, solo diré que tiene un bicho rosa puesto en su foto de perfil del Facebook.
La "chica del bicho rosa en el perfil del Facebook" era una de las chicas monas y listas de clase. En su grupo todas lo eran. Además, creo, que eran mayores. Mentalmente y físicamente eran muy "mujeres" ya, mientras que nosotros éramos unos criajos pardillos de mierda.

Decepcionado por la fuerte competencia se procedió a la votación. Me barrió. No me ganó, me barrió. Me humilló de una manera radical y rotunda.

Como premio de consuelo (si, consuelo) me dieron el cargo honorífico de subdelegado. Tenía menos funciones que la Infanta en La Caixa...

La verdad es que esa chica siempre me ha caído bien, así que el año se pasó bien. Pocas reuniones, pocos marrones, tranquilidad.

Al salir del Instituto perdí la pista a aquella niña, ahora mujer.

Años más tarde coincidimos en la Feria del Libro de nuestra ciudad de manera casual. Nos llevó a ello nuestro nexo común : los libros.

Ella crea ilusiones a niños mediante cuentos y regenta una librería, yo escribo en un blog historias que a veces son verdad...

Reconozco que ahora me cae mejor, ya se me ha ido de la boca el amargo sabor de la derrota siendo el único candidato.

3 comentarios:

Viviendo de risa dijo...

Yo creo que aún no las superado, y no me refiero al 2º o 3º de BUP. Jijiji

Provinciana dijo...

Pues de buena te libraste.

CARLOS DEL B. IGLESIAS dijo...

El destino...es muy puto..pero sabia..jaja...besos y abrazos